¿Reemplazó Jesús la Ley del Antiguo Testamento?
A lo largo de la historia, muchos han debatido sobre si las enseñanzas de Jesús anulan las leyes y mandamientos dados en el Antiguo Testamento. Sin embargo, en Mateo 5:17-20, Jesús mismo aclara esta cuestión de manera contundente:
“No piensen que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles cumplimiento.”
Esta afirmación nos da una perspectiva clara: Jesús no eliminó la Ley de Dios, sino que la llevó a su cumplimiento pleno. Pero, ¿qué significa esto en nuestra vida cotidiana?
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La Ley Como Mapa Hacia la Justicia de Dios
El Antiguo Testamento está lleno de mandamientos que Dios dio a Su pueblo para guiarlo en justicia. La ley mosaica, que incluye los Diez Mandamientos y muchas otras regulaciones, era un reflejo del carácter santo de Dios. Sin embargo, había un problema: el ser humano, debido a su naturaleza pecaminosa, nunca pudo cumplir perfectamente esta ley.
Piensa en la ley como un mapa detallado que señala el camino hacia la justicia de Dios. Sin embargo, por más que sigamos las indicaciones, nuestra debilidad nos impide llegar al destino sin ayuda. Es aquí donde Jesús entra en escena.
Jesús: El Cumplimiento Perfecto de la Ley
Jesús no solo obedeció cada mandamiento, sino que vivió sin pecado y demostró la verdadera intención detrás de la ley: el amor, la misericordia y la santidad. Al cumplirla en su totalidad, Él hizo lo que nosotros jamás podríamos lograr por nuestras propias fuerzas.
Cuando Jesús dice que vino a “dar cumplimiento” a la ley, está declarando que todo lo que la ley y los profetas anunciaban se realizó en Él. Las profecías mesiánicas, los sacrificios del templo, las normas de justicia… todo apuntaba a la obra redentora de Cristo en la cruz.
Una Justicia Mayor: La Transformación del Corazón
Jesús también nos llama a vivir con una justicia mayor que la de los fariseos y maestros de la ley. Ellos se enfocaban en seguir reglas externas, pero sus corazones permanecían lejos de Dios. Cristo nos muestra que la verdadera justicia no se trata solo de acciones externas, sino de una transformación interna.
La gracia de Dios nos libera de la carga de tratar de ganarnos Su favor por obras. En cambio, nos invita a una relación genuina con Él, donde Su amor cambia nuestra manera de pensar, sentir y actuar.
Aplicación Práctica: ¿Cómo Vivimos Esta Verdad Hoy?
- Descansa en la obra terminada de Cristo – No intentes ganar el favor de Dios por tus propios esfuerzos. Confía en lo que Jesús ya hizo por ti en la cruz.
- Obedece desde el amor y no desde la obligación – Cumplir los mandamientos no es una carga, sino una respuesta natural al amor de Dios.
- Permite que el Espíritu Santo transforme tu corazón – La verdadera justicia proviene de una relación con Dios, no de una lista de reglas.
- Vive para la gloria de Dios – Cada acción en tu vida debe reflejar el carácter de Cristo.
Reflexión Final
Jesús cumplió la ley para que nosotros podamos vivir en libertad y en relación con Él. Ahora la pregunta es: ¿Estás permitiendo que Jesús transforme tu corazón y tu vida, o sigues tratando de ganar el favor de Dios con tus propios esfuerzos?
Jesús ya hizo todo por ti. Lo único que Él pide es que confíes en Él y vivas para Su gloria. ¡Decide hoy vivir en Su gracia y amor!
Si este mensaje fue de bendición para tu vida, compártelo con otros y deja tu comentario. Cristo te ama y desea tener una relación personal contigo.
