Abiú

¿Estás adorando a Dios a tu manera o a la Suya? La lección de Abiú


La peligrosa intención de impresionar a Dios

¿Alguna vez has intentado acercarte a Dios haciendo las cosas a tu manera? Tal vez con buenas intenciones, tal vez por costumbre, o quizás por emoción. Pero la historia de Abiú nos recuerda que incluso una buena intención puede terminar mal cuando no seguimos lo que Dios ha establecido.

Abiú, junto a su hermano Nadab, era hijo de Aarón, el primer sumo sacerdote de Israel. Ambos tenían un privilegio extraordinario: servir en el Tabernáculo, el lugar donde la presencia de Dios descendía visiblemente. No todos tenían acceso a esa responsabilidad. Ellos estaban literalmente en un lugar santo, haciendo labores santas.

Pero un día, Abiú y Nadab decidieron presentar “fuego extraño” delante de Dios (Levítico 10:1-2). ¿Qué significa esto? Que ofrecieron una adoración que Dios no había ordenado. Tal vez pensaron que estaban innovando. Tal vez querían mostrar su fervor o buena intención. Pero la consecuencia fue trágica: Dios los consumió con fuego en ese mismo instante.


¿Qué fue lo que hicieron mal?

El pecado de Abiú no fue simplemente un error técnico. Fue un acto de desobediencia, de irreverencia ante lo sagrado. En otras palabras, quisieron acercarse a Dios bajo sus propios términos, no bajo los de Dios.

Hoy en día podemos caer en el mismo error cuando tratamos de impresionar a Dios con religiosidad vacía, rutinas, emocionalismo o una espiritualidad basada en nuestras propias ideas. Pensamos que si sentimos algo intenso, si hacemos muchas obras, o si nos esforzamos mucho, eso será suficiente.

Pero Dios no busca que lo impresionemos. Busca que lo obedezcamos desde el corazón, según Su voluntad, no la nuestra.


Dios es santo… y no cambia

Este pasaje de Levítico nos recuerda una verdad que a veces olvidamos: Dios es santo, justo e inmutable. No podemos tomar a la ligera Su presencia, Su Palabra ni Su llamado.

En el Nuevo Testamento, esta misma verdad se confirma. Hebreos 12:28-29 nos dice: “sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor.”

La adoración no es un show, ni un sentimiento pasajero, ni una plataforma para nuestra creatividad personal. Es un encuentro con el Dios vivo, y ese Dios ha establecido un camino para acercarnos a Él: Jesucristo.

C00000238

¿Y qué tiene que ver esto contigo hoy?

Tal vez piensas: “Yo no soy sacerdote, ni estoy en un Tabernáculo”. Pero si eres cristiano, has sido llamado a ser parte del sacerdocio espiritual (1 Pedro 2:9). Eso significa que cada decisión, cada acción, cada forma en que vives tu fe, importa.

¿Estás adorando a Dios como Él quiere o como tú quieres?
¿Estás viviendo tu vida cristiana con obediencia o con conveniencia?
¿Tu servicio a Dios nace de la intimidad con Él, o de la costumbre, la emoción o la presión social?


La obediencia vale más que la apariencia

A veces confundimos creatividad con obediencia. Queremos hacer cosas “impactantes” para Dios, sin consultar si es lo que Él desea. Pero Dios no se deja impresionar por luces, producción o entusiasmo si el corazón está lejos de Su voluntad.

1 Samuel 15:22 dice: “¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios.”

Abiú nos deja una lección dura, pero necesaria: el privilegio de servir a Dios no nos da permiso para hacer lo que queramos. No podemos inventar formas de adoración o vivir una fe “a nuestra manera” sin consecuencias.


Cómo adorar a Dios como Él quiere

Aquí hay algunos pasos prácticos para asegurarte de que estás adorando y viviendo para Dios de la manera correcta:

  1. Estudia Su Palabra: La Biblia revela cómo Dios desea ser adorado y obedecido.
  2. Ora con humildad: No para convencer a Dios de tus planes, sino para rendirle los tuyos.
  3. Busca la guía del Espíritu Santo: Él te llevará a toda verdad y te corregirá cuando quieras hacer las cosas a tu modo.
  4. Rodéate de comunidad sana: Otros creyentes pueden ayudarte a mantenerte en la verdad.
  5. Evalúa tus motivaciones: ¿Lo haces para la gloria de Dios o para sentirte bien contigo mismo?

Reflexión final: ¿A quién estás complaciendo?

Adorar a Dios a nuestra manera puede parecer sincero… pero puede ser peligroso. La sinceridad no reemplaza la obediencia. Abiú nos recuerda que lo sagrado no se trata a la ligera.

Tal vez Dios está llamándote hoy a revisar tu vida, tu fe, tu adoración. ¿Está basada en Su Palabra o en tus emociones? ¿Refleja reverencia o rutina? ¿Se trata de Su gloria o de tu comodidad?

Hoy te invito a hacer una pausa y preguntarte con honestidad:
👉 ¿Estoy adorando a Dios como Él quiere… o como yo quiero?

b48ce4334cf393fc98fb496571916b0dc557e2da42ff4e2dce737f58f59eede4?s=150&d=mp&r=g
Website |  + posts

Comments

No comments yet. Why don’t you start the discussion?

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *