Introducción: Estar cerca de Dios no siempre significa obedecerle
¿Te imaginas estar rodeado de lo sagrado, ver milagros, vivir en medio de la presencia misma de Dios… y aun así desobedecer? Eso fue exactamente lo que le pasó a Nadab, un personaje poco mencionado en la Biblia, pero cuya historia tiene un impacto profundo y relevante para nuestra vida espiritual hoy.
A veces pensamos que estar en la iglesia, leer la Biblia o participar en ministerios es suficiente. Pero la historia de Nadab nos recuerda que la obediencia sincera es más importante que la cercanía ritual. Hoy exploramos su vida, su error, y cómo tú y yo podemos aprender a obedecer verdaderamente a Dios desde el corazón.
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¿Quién fue Nadab? Un privilegio mal aprovechado
Nadab era hijo de Aarón, el primer sumo sacerdote de Israel, lo que lo convertía en parte del linaje sacerdotal con acceso directo al servicio del tabernáculo. ¡Imagínalo! Él estaba más cerca de la presencia de Dios que millones de personas jamás podrían estar.
Junto con su hermano Abiú, Nadab tenía el privilegio de servir en el lugar donde la gloria de Dios descendía visiblemente. Sin embargo, en Levítico 10:1-2, leemos que ofrecieron “fuego extraño” ante el Señor, algo que Dios no les había mandado. Como consecuencia, fueron consumidos por fuego divino y murieron al instante.
No fue un error trivial. Fue una desobediencia clara. Intentaron acercarse a Dios a su manera, no a la manera que Dios había establecido.
¿Qué es el “fuego extraño”? ¿Por qué fue tan grave?
El término “fuego extraño” representa cualquier acto de adoración o servicio que no se ajusta a la voluntad de Dios. No era solo una cuestión de forma, sino de rebeldía interior. Nadab y Abiú quisieron servir a Dios en sus propios términos.
Hoy, el “fuego extraño” puede verse cuando:
- Servimos por costumbre, no por amor.
- Buscamos reconocimiento humano en lugar de agradar a Dios.
- Adoramos con el cuerpo, pero no con el corazón.
- Actuamos en lo externo como creyentes, pero desobedecemos en lo secreto.
Dios no quiere una fe superficial ni sacrificios vacíos. Él busca obediencia genuina, humilde y apasionada.

¿Estamos ofreciendo nuestro propio fuego extraño?
Esta historia no es solo un relato del pasado. Es un espejo para examinar nuestra vida. ¿Cuántas veces nosotros también tratamos de servir a Dios a nuestra manera?
- Leemos la Biblia pero ignoramos lo que nos pide.
- Asistimos a la iglesia pero vivimos como si Dios no nos viera.
- Hablamos de fe, pero no perdonamos, no amamos, no obedecemos.
Podemos estar muy cerca del altar… y lejos de Dios en el corazón.
La obediencia: más que un acto, es una actitud del corazón
Dios no busca perfección, busca corazones rendidos. La historia de Nadab nos enseña que no basta con participar en lo sagrado. Lo importante es obedecer con sinceridad y amor.
Obedecer no es esclavitud, es una respuesta de amor a quien nos salvó. Jesús dijo: “Si me aman, guarden mis mandamientos” (Juan 14:15). No por obligación, sino porque lo amamos.
¿Cómo evitar caer en el error de Nadab?
Aquí algunas acciones prácticas que puedes aplicar hoy mismo:
- Examina tus motivaciones: ¿Estás sirviendo a Dios por amor o por rutina?
- Busca la voluntad de Dios en Su Palabra antes de actuar.
- Ora pidiendo dirección antes de tomar decisiones espirituales.
- Rinde tus emociones y deseos para obedecer a Dios, aunque cueste.
- Restaura lo secreto: que tu vida privada honre al Dios que te ve en lo oculto.
Reflexión final: Dios quiere tu obediencia, no tu apariencia
La historia de Nadab no es solo una advertencia, es una invitación a volver al corazón del Padre. No se trata de miedo, sino de reverencia. De amar a Dios tanto como para seguirlo en todo, no solo en lo que nos conviene.
Reflexiona hoy:
¿Estoy obedeciendo a Dios completamente… o a mi manera?
No dejes que tu cercanía externa con Dios te engañe. Lo que Él quiere es tu corazón rendido, humilde y obediente. Y cuando vives así, experimentas Su presencia de una manera real y transformadora.