El infierno: una realidad según la Palabra de Dios
Muchos evitan hablar del infierno, considerándolo un tema incómodo o demasiado aterrador. Sin embargo, Jesús habló más sobre el infierno que sobre muchos otros temas, advirtiéndonos de su seriedad y realidad.
En Mateo 25:41, Jesús describe el infierno como un “fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles”. No es un simple concepto simbólico, sino un lugar real de separación eterna de Dios. La Biblia también lo describe como un sitio de sufrimiento y oscuridad total, donde hay “lloro y crujir de dientes” (Mateo 8:12).
Tabla de Contenido
El infierno: un lugar de justicia divina
Muchos se preguntan: ¿Cómo puede un Dios amoroso permitir que alguien vaya al infierno? La realidad es que Dios es también justo. Así como existe el cielo para quienes han aceptado la gracia de Dios, también existe el infierno como la consecuencia natural del rechazo a esa gracia.
Lucas 16:19-31 nos relata la historia del rico y Lázaro. El rico, tras vivir sin considerar a Dios, muere y despierta en el tormento del Hades. Clama por ayuda, pero es demasiado tarde. Este pasaje nos deja ver que el infierno no es una simple analogía, sino una condición irreversible de sufrimiento para quienes eligen apartarse de Dios.

¿Quién va al infierno?
El infierno no fue diseñado para el ser humano. Segunda de Pedro 3:9 nos dice: “El Señor… no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”. Dios desea salvarnos, pero también respeta nuestro libre albedrío.
Las personas que rechazan el regalo de la salvación en Cristo eligen, consciente o inconscientemente, la separación eterna de Dios. Romanos 6:23 nos enseña que “la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús”.
La buena noticia: Jesús nos ofrece una salida
A pesar de la realidad del infierno, Dios en su amor nos ofrece una solución. Juan 3:16 nos recuerda: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Jesús vino para rescatarnos del castigo del pecado. A través de su sacrificio en la cruz y su resurrección, nos ofrece una esperanza viva. Todo lo que necesitamos hacer es arrepentirnos de nuestros pecados y confiar en él como nuestro Salvador.
Reflexión final: ¿Dónde pasarás la eternidad?
El infierno no es un tema para tomar a la ligera ni un mito para desestimar. Jesús habló de él con urgencia porque desea que nadie tenga que experimentarlo.
La pregunta clave es: ¿Has tomado la decisión de aceptar a Jesús como tu Salvador? Él ya pagó el precio para que no tengas que enfrentar una eternidad lejos de Dios. Hoy es el día para tomar esa decisión.
Si este mensaje fue de bendición para tu vida, no olvides compartirlo con otros. Y recuerda, Cristo te ama y desea una relación personal contigo.