¡Imagínate tener una herida pequeña que decides ignorar! Al principio no parece gran cosa, pero con el tiempo se infecta y afecta todo tu cuerpo. Así es el pecado del adulterio: puede comenzar como algo pequeño, como un pensamiento o una mirada, pero tiene el potencial de destruir tu vida.
Jesús nos habló sobre este tema de una manera clara y directa en Mateo 5:27-30, llevando el concepto del adulterio más allá del acto físico y señalando el corazón del problema: nuestros pensamientos y deseos. En este artículo, exploraremos lo que enseñó Jesús sobre este pecado, por qué es tan peligroso y cómo podemos vivir en pureza según los principios bíblicos.
Tabla de Contenido
La Raíz del Pecado del Adulterio
Jesús comenzó diciendo: “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla ya adulteró con ella en su corazón” (Mateo 5:27-28). En este pasaje, Jesús nos lleva más allá de las apariencias externas y apunta a la raíz del pecado: el corazón. El adulterio no comienza con el acto físico; comienza con una mirada prolongada, un pensamiento indebido o un deseo que permitimos crecer.
Jesús redefine el concepto del pecado al mostrarnos que nuestras acciones externas son un reflejo de lo que sucede en nuestro interior. Este enfoque nos desafía a examinar nuestras intenciones y a ser conscientes de las pequeñas decisiones que tomamos diariamente.
La Importancia de Tomar Medidas Radicales
En Mateo 5:29-30, Jesús usa un lenguaje sorprendentemente fuerte: “Si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti”. Aunque no nos llama literalmente a dañarnos, él subraya la urgencia de tomar medidas drásticas contra el pecado. Esto podría significar eliminar ciertos hábitos, cortar relaciones tóxicas o evitar lugares que nos llevan a la tentación. La pureza espiritual requiere valentía y compromiso.
Es un llamado a poner a Dios por encima de nuestros deseos momentáneos. Si algo nos está alejando de él, debemos estar dispuestos a renunciar a ello, sin importar el costo. Como bien lo dice Hebreos 12:1, debemos “despojarnos de todo peso y del pecado que nos asedia”.

Llenando Nuestro Corazón de Pureza
La pureza no se trata solo de evitar lo malo, sino también de llenar nuestra mente y corazón con lo bueno. Filipenses 4:8 nos anima a pensar en todo lo verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable y todo lo digno de alabanza. Cuando centramos nuestra atención en las cosas de Dios, reducimos las oportunidades para que el pecado eche raíces en nuestro corazón.
Esto podría incluir establecer un tiempo diario para leer la Biblia, orar y reflexionar en las Escrituras. Al hacerlo, permitimos que el Espíritu Santo transforme nuestra manera de pensar y fortalezca nuestro compromiso con la santidad. ¡Recordemos que la palabra de Dios es como una espada que penetra hasta lo más profundo del alma (Hebreos 4:12)!
Consejos Prácticos para Vivir en Pureza
- Identifica tus debilidades: Reflexiona sobre las áreas de tu vida donde eres más propenso a caer en la tentación. Esto podría ser en tus relaciones, el contenido que consumes o incluso en tus pensamientos.
- Rodeate de apoyo espiritual: Busca una comunidad de fe que te anime y te sostenga en tu camino hacia la pureza. Proverbios 27:17 nos recuerda que “Hierro con hierro se aguza”.
- Establece límites claros: Si hay algo que te lleva a pecar, como ciertas películas, aplicaciones o lugares, toma la decisión consciente de evitarlos.
- Llena tu mente con la Palabra de Dios: Memoriza versículos clave que puedas usar como armas contra la tentación, como Salmos 119:11: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti”.
- Ora constantemente: Pide a Dios que te dé sabiduría, fortaleza y un corazón limpio. La oración es una herramienta poderosa para mantenernos enfocados en las cosas de arriba (Colosenses 3:2).
Reflexión Final
Jesús nos llama a vivir en pureza porque sabe que el pecado no solo daña nuestra relación con Dios, sino también con los demás y con nosotros mismos. Hoy, quiero invitarte a reflexionar: ¿Qué estás permitiendo en tu vida que podría apartarte de Dios? ¿Qué pasos concretos puedes tomar para cortar aquello que te está alejando de la pureza?
Recuerda que no estás solo en este proceso. Dios está contigo, dispuesto a ayudarte a superar cualquier lucha. Entrégale tus debilidades y permite que él renueve tu corazón y mente.